El fin supremo

Nadie puede negar que la felicidad es el fin supremo de todas las aspiraciones humanas, ni que la salud física es absolutamente esencial, tanto para las personas que buscan la felicidad, como para aquellas que son felices y desean seguir siéndolo.
Tal como lo menciona Jesús el Nazareno: "¿De qué le sirve al hombre ganarlo todo si al hacerlo pierde su propia vida?".
Yo he logrado erradicar exitosamente las enfermedades de los seres humanos y devolverles la salud, prolongando, por tanto, su vida. Esto significa haber logrado el gran ideal perseguido por la humanidad durante miles de años.
El prolongar la vida humana siempre les ha parecido a todos como el sueño de un loco. Precisamente por esta razón, el maravilloso descubrimiento que conduce a su realización, debe ser valorado como algo sin parangón en la historia del hombre. Tengo la seguridad de que cuando se difunda mi método, Johrei, toda la humanidad no dejará de experimentar una gran revolución. Pero esto no debe ser causa de alarma. La revolución de la cual hablo estará lejos de parecerse a alguna de las sangrientas e inicuas revoluciones del pasado. Esta resplandecerá de luz y alegría, y servirá como cimiento de la paz eterna.
Si bien puedo parecerles demasiado atrevido, creo que si ustedes leen este libro con sumo cuidado, meditan profundamente el contenido, y lo ponen en práctica, se darán cuenta de que no hay falsedad en lo que digo.
¿Cuál otro puede ser el significado del avance cultural sino el mejoramiento del bienestar individual de cada ser humano?. Las bases de este bienestar son sin duda alguna la salud y la longevidad. Como todos sabemos, la humanidad se ha esforzado para obtener avances en el campo de la ciencia médica, en la creencia de que ésta es la única manera de lograr, hasta la fecha, ese fin.
Es cierto que la ciencia médica, a simple vista, goza de una reputación no menor a las otras ciencias. Los seres humanos tienden a quedarse deslumbrados por los grandes hospitales con sus anfiteatros y salas de operaciones, el sin número de medicinas, microscopios, equipos de rayos X, el radio, aparatos para radiaciones de todo tipo, teorías científicas minuciosamente elaboradas, descubrimientos frecuentes y anuncios de nuevos principios. Debido a esta impresionante parafernalia, los seres humanos concluyen, naturalmente, que la medicina puede, en última instancia, eliminar las enfermedades. Sin embargo, hoy en día este anhelo se apoya todavía en un futuro muy remoto, y no tenemos idea de cuando se alcanzará.
No critico vanamente a la ciencia médica, pero pienso que es tiempo de advertir al mundo que se está moviendo en una dirección, opuesta a la que debería ser la verdadera finalidad de la medicina.
La ciencia médica ha rendido un gran servicio al esclarecer el funcionamiento del cuerpo humano, mediante la disección y el análisis, por lo cual estamos muy agradecidos. No obstante, esa misma médica es en muchos aspectos una falacia; incluso parece un milagro el hecho de que la humanidad haya pasado tanto tiempo sin haberse percatado de ello.

El método Johrei, que yo he creado, representa la apertura de una puerta mística, que había permanecido cerrada por miles de años. Tengo la creencia de que Dios me ha confiado la gran tarea de devolverle a la humanidad su estado esencial de buena salud.

5 de Febrero de 1947
Mokichi Okada
La verdadera salud revelada por Dios - pag. 10

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